Campane

Las campanas, como una voz, nos hablan. Sabemos de ellos si cantan en celebración o si anuncian la muerte de una persona. Avisan si nace un niño, si se celebra un bautizo o una boda.

Marcan las horas, por la mañana nos despiertan, por la tarde nos dan las buenas noches. Muchas veces esperamos este saludo para orar y levantarnos o, en la noche, apagar las luces y dormir.

A través de ellos, el Señor se hace oír interpretando melodías que hablan al corazón. Uno de los simbolismos fundamentales de las campanas es que siempre han representado la voz de Dios.
El repique de campanas por excelencia es el de Semana Santa. Durante el canto del Gloria en la vigilia pascual, el silencio del Sábado Santo se rompe con el repique salvaje de las campanas de la iglesia y
de las campanas festivas en el campanario. El sonido de las campanas es el que mejor puede expresar la alegría del creyente que encuentra a Cristo Resucitado.

Es hermoso escuchar el sonido de las campanas cantando la gloria del Señor por parte de todas las criaturas. Y luego cada uno de nosotros lleva dentro de nosotros una campana muy sensible: esta campana se llama corazón. Este corazón toca, toca y espero siempre que tu corazón siempre toque hermosas melodías; melodías de agradecimiento, gracias a Dios y alabanza al Señor.